El cuscús apareció hace unos años en mi vida, excelente descubrimiento porque me encanta.
Cuando lo vi por primera vez me hizo acordar a las municiones que me ponía mamá en la sopa cuando era chiquita y me surgió algo así como un amor (aunque luego al probarlo nada que ver). Y finalmente, lo mejor en estos tiempos que corren, es facilísimo de preparar, aunque a algún vivo se le haya ocurrido poner las instrucciones en árabe en la caja.
Para la preparación:
1 tazas de cuscús
1 cebolla colorada
Champiñones y portobellos
Queso fresco
Aceite con trufa
Romero
Soja
Lima
Escamas de sal marina
Primero que nada preparar el cuscús. Colocas en una olla la mismas porciones de agua que de cuscús que vayas a hacer, sal y aceite de oliva. Una vez que el agua rompa el hervor retiras del fuego, hechas el cuscús tapas y esperas un rato y MAGIA! Ya está hecho. Hecha otro poquito de aceite de oliva y remueve para que cualquier posible grumo se despegue. Queda bien suelto y sabroso.
Cortas la cebolla bien pequeñita, rehogas en una sartén, luego colocas los hongos fileteados y esperas a que echen su agua y la reduzcan, agregas generosamente el aceite con trufa, unos chorritos de soja y el romero. Una vez que está todo bien doradito, incluís el queso fresco cortado en daditos para que tome los aromas y se entibie, finalmente agregas el cuscús a la mezcla, integras y servís.
Una vez en el cuenco que hayas elegido para comerlo, y antes del primer bocado, le exprimes lima por encima y lo rocías con unas escamas de sal marina y bon appetit!.
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